Los diccionarios definen a la mujer pública como prostituta. Totalmente opuesta es la versión de hombre público, que es definido como “el que tiene presencia e influjo en la vida social”.
El movimiento feminista Mujeres Creando, como suele hacerlo, ha trastocado esas definiciones machistas, que hoy en día tienen tanta vigencia como antes, planteando que una mujer pública es la que toma la palabra, la que se organiza, la que lucha por sus sueños, es decir, la que se construye como sujeto político.
Y con el ánimo de provocar y revolver, hace 16 años nació Mujer Pública, el periódico, para hablar de feminismo y desde el feminismo, desordenando la agenda institucional, diseñada desde los organismos internacionales y desde el Estado, que pretendía imponer a las mujeres enfoques para abordar únicamente las problemáticas “de las mujeres”.
Desde el principio el periódico Mujer Pública, impreso en papel sábana y en blanco y negro, fue un espacio de encuentro, de discusión y de denuncia, sostenido durante nueve años consecutivos.
La pausa, aunque larga, fue el impulso necesario para la publicación, en 2009, de Mujer Pública, la revista, donde el contexto central es el feminismo, ahora con la mirada de muchas mujeres desde distintos países. Hacerlo demandó tejer una red de complicidades y de alianzas con mujeres que buscan construir sociedades justas.
Como dice el editorial del primer número, Mujer Pública “es una revista internacional que está compuesta precisamente por distintas vertientes teóricas y políticas dentro, fuera y alrededor del feminismo como vertiente transformadora de todas las injusticias”.
Mujer Pública, la revista, es una publicación cuatrimestral que ya va en su quinto número. Se difunde en más de cinco países del ámbito Latinoamericano y en España. El tema central del primero fue el de las identidades y pertenencias; el segundo, el rumbo del feminismo; el tercero, el amor desde el feminismo; el cuarto, la historia y el feminismo, y el último, titulado “28 – jodemos o no jodemos?, trata sobre la homosexualidad.
El tema del quinto número ha sido abordado también desde distintas visiones, como la de Pedro Lemebel, un maricón rebelde chileno. Él, a través de una crónica, relata su vivencia en Nueva York, donde “cómo te van a dar pelota si uno lleva esta cara de chilena asombrada frente a este Olimpo de homosexuales potentes y bien comidos que te miran con asco, como diciéndote: Te hacemos el favor de traerte, indiecita, a la catedral del orgullo gay”.
Claudia Acuña, desde Argentina, entrevistó a Mabel Bellucci, autora del libro “Orgullo, Carlos Jáuregui” que es la biografía política de un maricón que removió al movimiento homosexual argentino y a toda la sociedad, y que hizo gran parte del camino que llevó a la aprobación de la Ley de Matrimonio Igualitario en Argentina, que legaliza las uniones homosexuales.
Sobre el matrimonio homosexual también escribe Claudia Acuña y sobre “maricas sin güeto” en Argentina. Uno de ellos, Leando Gonzáles, dice que quiere que le digan cualquier cosa, menos gay. “Que me digan homosexual, puto, marica, cualquier definición es preferible a la de gay”, porque este término se ha convertido en “la imagen estereotipada de un consumidor con plata”. Él, más allá de la lucha por las opciones sexuales, prioriza la lucha por los derechos a la tierra y a una vivienda digna, por ejemplo.
“Gorda, libre, boliviana y terca, es decir GLTB” es el cuestionamiento de María Galindo, desde Bolivia, al enfoque GLBT (gays, lesbianas, bisexuales, travestís y transexuales), por tratarse de “una visión neoliberal de las luchas de maricones y lesbianas; es un invento, un enlatado, un producto del propio sistema donde el envase lo ponen ellos, pero el contenido de frustración lo ponemos nosotras y nosotros”. ¿El resultado? Minorías y mayorías, que son el paradigma del patriarcado. Desde su feminismo, también hace un “Autorretrato lésbico”.
Mujer Pública también ha recogido el recuento que hace una lesbiana guatemalteca de las formas en que se nombran las lesbianas de diferentes países. Clara, Claudia y Belén, desde México, escriben sobre su experiencia de amor compartido entre las tres, que involucra además un compromiso político y social. La homosexualidad también se desmenuza con la pluma de Clara Ramírez desde México, Sheila Jeffreys de Australia, Beatriz Preciado de España y Roberta Benzi de Bolivia.
En el sector Teologías Ecofeministas, la venezolana Gladys Parentelli escribe sobre los “Testimonios que las pioneras nos legaron”, donde recupera la historia de mujeres fundamentales en la lucha feminista. Mientras que la fotógrafa iraní Shirin Neshat es la protagonista del artículo “Velos, poemas, armas y mártires”, escrito, desde Estados Unidos, por Nina Cichocki, que relata las vivencias de las mujeres musulmanas.
La propuesta feminista de la revista Mujer Pública Nº 5 incluye una especie de manual de autodefensa para mujeres de todas las edades, que no sólo hace énfasis en la actitud que se debería asumir ante cualquier acto de violencia, sino también en la identificación de las situaciones de violencia y técnicas de defensa ante un acercamiento no consentido o ante un ataque.
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Fuente: Mujeres Creando
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