Cuando un libro te agarra, ya no lo sueltas hasta acabarlo. Esta es la experiencia mía al leer La Chica Corazón de Ruedas.
De inicio Victoria me ha sumergido a través de su novela en un lío de identidades, que te pica la curiosidad por leer más y más adelante… El enigma de quién es quién, te desorienta pero a la vez te intriga… ¿De quién, o quién está hablando?, te dices a ti misma. El cruce de dimensiones y personajes exige un manejo de tiempos espacios e identidades muy flexible y sensible.
Por cierto Victoria sabe del oficio de escribir, de eso no cabe duda y no porque lo diga una experta, que yo no soy nada de eso, sino porque ella te maneja y te hace saltar de un personaje a otro, suave y rico, con recursos literarios comprensibles para cualquier persona que sepa leer y punto. Esto es valioso en escritoras que tienen piedad por la mayoría de las lectoras que como yo, no estamos acostumbradas a leer por placer. En ese sentido, novelasque requieren de diccionarios y profesores especialistas que te expliquen que quiso decir la autora, no son lecturas que a mí ni a la mayoría de las mujeres que conozco nos interesan.
Esta novela se rebela ante esas imposiciones caprichosas e incomprensibles del lenguaje castellano, que por cierto es la lengua del colonizador, y nos hace transitar en un lenguaje que se entiende por gente de “la pobla”, o de los barrios, como diríamos en Bolivia. La novela es cercana, de personas comunes, pero con historias que no imaginabas que podían significar algo tan importante como para estar en una novela… La autora es aguda y graciosa en las metáforas que propone…
La mujer le asegura sin sobreactuar que el malabarista vivió toda su vida con culpa, que muchas veces lo nombró, que hasta lo buscó, sin poder encontrarlo nunca porque cuando los pobres se pierden entre sí, se pierden para siempre y ni siquiera Don Francisco los logra juntar.
En ese sentido nos acerca en el lenguaje, lo hace nuestra lengua porque habla de lo que vivimos y lo que miramos en la tele.
Victoria puede tocar tantos temas de la vida a través de personajes que pululan dentro nuestro , las wawas, las putas, los travestis, los revolucionarios, las amas de casa, la mojigatas, las madres, las hijas, los machos y ….. LA CHICA la que es solo la chica, que luego andará rodando de ropaje en ropaje conduciéndonos por las páginas de este libro.
La novela de pronto se transforma en una reflexión feminista. Es más si estamos atentas en cada momento se habla de feminismo pero sin sonar a lata, sin dejar de ser relato de sentimientos y personas para después cruzarla con la denuncia política de la izquierda chilena, posición desde la cual Victoria Aldunate, esta amazona mestiza, nacida en Chile, se para ante la traición de quienes se pudrieron en concertaciones y pactos políticos que quieren sepultar en el corazón de las estudiantes de Liceo, las esperanzas de cambio.
La denuncia feminista de la violencia hacia las mujeres y hacia las niñas y niños me reivindica en mi infancia, y pienso que si Victoria hubiera caminado por mi barrio habría hablado de nosotras y los correazos que nos marcaron la piel, con esa historia de que “la letra entra con sangre”.
Hace cuarenta años como hoy, las niñas y los niños de la población, moreteados o no, jugábamos en la calle atesorando ahí una libertad momentánea que nos hacía olvidar los chicotazos.
Es un tejido de palabras de no más de 80 páginas, es envidiable como ella usa de bien cada página y cada palabra.
Uno de los temas permanentes, es el tratamiento del machismo en todas sus vertientes sea el de los hombres como el de las mujeres, y no podía ser de otra manera, Victoria es feminista.
El machismo de los hombres de la pobla es tocado de todas maneras con la humanidad que corresponde a nuestros hermanos machistas… machistas, pero al final, hermanos, hombres que cuando mueren se desnudan. Así nos muestra la novela, la humanidad de los machos pobres o pobres machos, que a pesar de haber proporcionado tanto sufrimiento a las mujeres creyendo ser el superman, se mueren sin serni pizca del superman que se imaginaron que eran… (el superman no existe).
Murió, sin pena ni gloria, como mueren los marginados en un mundo en que no es novedad que se mueran los pobres. Y fue enterrado de la misma manera en un cajón de la beneficiencia, seguido por un pequeño cortejo: Su mujer y su pequeña Rita, algún amigo de juergas y una tía lejana. En la cruz una inscripción extraña: "Te quise sólo cuánto pude. D."
La homosexualidad, el travestismo, la homofobia es un tema importante pero no el único, por eso a mí me gustó contextualizar a La Chica, un ser con un cruce de identidades en medio de personajes que también tienen cruces de identidades, pero no reconocen porque sus identidades sexuales están normadas por la heterosexualidad obligatoria, y no importa que las personas suframos tratando de ponernos el zapatito normador de la cenicienta…
El escándalo fue tamaño. Nadie dejó de opinar en su contra. Yo guardé silencio, rencorosa con la Chica. Ella me había roto la única feminidad que conocía. Me hubiera quedado entre la puta y el travestí, entre la fantasía y los pelambres de la gente, para siempre, si no fuese porque encontré a la verdadera persona que es la Chica
Y finalmente quiero referirme a la izquierda y la homofobia galopante en sus filas, La Chica corazón de ruedas, nos conduce por esta trama de sentimientos profundos de un lado y mitos y deberes revolucionarios por otro... Cuánto dolor trae esta manera rígida de ver el deseo, la sexualidad y el amor, cuánto dolor nos trae este patriarcado de izquierdas que no se detiene en cavar cada día La tumba para la felicidad y el placer…
Estoy tan feliz de recibir lo que me dices, es como si el círculo se cerrara. Me acercas a lo que más amo, a mis raíces, y en realidad basta con lo que me dices para sanar. Entiendo todo, todo. Habría hecho lo mismo en tu lugar… ¿Cómo son esas esculturas que haces? Sería bueno verlas… ¿alguna tiene que ver con el amor? ¿alguna tiene que ver con el dolor y la pérdida? Seguro que sí porque los dos hemos sufrido todo eso.
Les invito a disfrutar de la lectura y a reflexionar desde el feminismo muchos hechos cotidianos que hacen y construyen la Historia. Quiero agradecer a Victoria la confianza que deposita en mi para hacer el prólogo y le deseo toda la buena onda para esta novela que recorrerá muchas partes del mundo, estoy segura, conmoviendo y haciendo reír a muchas gentes.
Julieta Paredes (Prólogo)
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